Pedagogía Verde

Hoy desde Baobab Espai Comunitari os quería hablar del concepto Pedagogía Verde, término del que habla Heike Freire en su libro “Educar en Verde: ideas para acercar a niños y niñas a la naturaleza” y el cual va a ser el hilo conductor del post de esta semana. Os invito a que conozcáis a esta autora en su blog educar en verde

La pedagogía verde entiende al ser humano como una semilla la cual contiene en su interior todo lo necesario para desarrollarse. La tarea del educador o educadora es “ir regando” esa semilla para que de una manera natural y orgánica ambas partes (educador y educando) vayan creciendo mutuamente. No solo aprende el menor de la persona adulta, sino que el adulto también aprende los menores los cuales tienen mucho que enseñarnos. No son entes vacíos que hay que rellenar, sino que son personas que tienen sus particularidades las cuales nos enriquecen en esta relación orgánica que establecemos con ellos y ellas.

La pedagogía verde utiliza el paisaje como medio para comprender y acercarse al mundo, con el fin de favorecer la concienciación medioambiental. En la tierra, la Gaia, todo está interconectado, todas las personas somos parte de la madre tierra, no somos entes aislados, sino que unos dependemos de otros en esta interconexión planetaria. Necesitamos contacto con la naturaleza, de este contacto surge el amor por la Tierra y de esa actitud vital generamos actitudes que nos ayudan a llevar vidas mas sostenibles y acordes con el medio ambiente. La finalidad de todo esto es vivir en paz y en armonía con el entorno y de esta manera asegurar la supervivencia del planeta.

En la sociedad actual vivimos muy alejados de la naturaleza y del resto de los seres humanos, cada vez tenemos más dificultades para relacionarnos con el resto del planeta porque vivimos en una burbuja de comodidad y artificialidad. Hemos perdido nuestra parte natural, nuestra parte animal. Y estamos haciendo que nuestros pequeños también vivan aislados de lo natural, de nuestro propio origen y esencia.

Existen dos conceptos que son biofobia y biofilia. El primero significa miedo a lo natural, a lo que tiene vida. Suelen ser personas que tienen alergia a todo lo que sea natural y se encuentran más cómodos en grandes ciudades rodeados de aparatos tecnológicos y ambientes artificiales.

Y al otro extremo se encuentra la biofilia que sería el amor por lo natural y por acercarse a otras formas de vida. Nuestra especie humana es naturalmente biofílica, pero el ritmo de vida que llevamos nos estamos haciendo cada vez más biofóbicos. En las relaciones con otros seres vivos vivos tenemos el beneficio de  tener una mejor salud mental y un mayor bienestar personal. Las personas biofílicas dan un valor primordial a la naturaleza y generan naturalmente el valor de la empatía hacia otros seres humanos. Está en nuestras manos desarrollar una conciencia ecológica que se base en potenciar las emociones que nos vinculan con la vida. Si no generamos esta empatía con la naturaleza vamos creando personas miedosas con el entorno y con todo lo que les parece extraño. 

Aquí surge el concepto transtorno por déficit de naturaleza. Existe un conjunto de dolencias, consecuencia del ritmo de vida actual que llevamos que afectan a la infancia, como son: estrés, depresión, déficit de atención, hiperactividad, etc. Una de las causas de estas dolencias podría ser ese déficit de naturaleza y la falta de contacto con el medio natural.

Es por todo esto que debemos volver a lo natural, a esa relación orgánica con el medio ambiente. Puede que no podamos ir cada fin de semana al campo o a respirar aire fresco a la montaña, pero en nuestras ciudades existen parques y espacios verdes donde puedes estar en contacto con el medio natural y allí dejar que los peques desarrollen y disfruten de su conexión con la naturaleza. También en nuestras propias casas podemos volver a conectarnos con la naturaleza través de diferentes actividades como las que os propoponemos a continuación:

  • Hacer un altar a la naturaleza en un rincón de nuestra casa donde haya diferentes elementos naturales que vayamos cambiando según la estación del año que estemos viviendo. 

  • Tener unas pequeñas plantas en la terraza o dentro de casa y que los peques puedan regar, manipular la arena, quitar las hojas secas, trasplantar, ver como crecen tallos y flores…

  • Tener un pequeño huerto donde planten hierbas aromáticas, o tomates cherry, … que puedan observar su crecimiento y luego posterior recolección.

Laura Casla

Baobab Espai Comunitari

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