«Mujer de Frontera» Defender el derecho a la vida no es un delito

El pasado mes de noviembre en el Club de Lectura Feminista que llevamos a cabo en Burriana desde la Regidoria d’Igualdat disfrutamos de la lectura del libro de Helena Maleno «Mujer de Frontera». Además tuvimos el placer de contar con la presencia de la autora via Zoom en el encuentro que tuvo lugar el pasado 24 de noviembre. El Club de Lectura se lleva a cabo en el AULA 107 del CMC la Mercé de Burriana cada último martes de cada mes a las 19 h.

Para empezar el resumen de este encuentro primero os quería contar quien es Helena. Ella se dedica a defender los derechos humanos de las personas que cruzan el estrecho, además es investigadora de los movimientos migratorios y la trata de seres humanos. Es fundadora del colectivo Caminando Fronteras, que trabaja por el reconocimiento de los derechos de las personas migrantes. Desde 2002 vive en Marruecos y trabaja denunciando las violaciones de derechos humanos en la frontera sur de España. Ha sido galardonada con numerosos premios reconociendo su labor.

Helena Maleno como comentado antes llega a Marruecos en 2002 para llevar a cabo un proyecto de tres meses y no se podía imaginar como su trabajo de lucha por los derechos de las personas migrantes iba a cambiar su vida para siempre. Ella como defensora de los derechos de las personas migrantes lucha porque las vidas de esas personas no se pierdan en el mar. Estas personas vienen huyendo de la pobreza, la hambruna, la violencia como haríamos cualquiera de nosotras al ver amenazada nuestra vida en nuestros países de origen.  Toda persona tiene derecho a una vida digna y buscarla en otro lugar diferente al que nació  pero en el fondo parece más importante el control de las fronteras que los derechos de esas personas migrantes. Helena nos va contando las historias de vida  de diferentes personas que se ven obligadas a migrar, nos cuenta el caso de mujeres que huyen de matrimonios forzosos, violencia machista, mutilación genital femenina, mafias de trata de mujeres… éstas y otras muchas causas son las que les obliga a salir de sus países en busca de un futuro mas prospero para ellas y para sus familias. Pero además muchas de estas mujeres sufren violencia durante el viaje hacia Europa, son entregadas como intercambio a cambio de dinero, son entregadas como premio a militares, sufren violencias que no pueden denunciar porque no tienen un documento que digan quienes son y porque no confían en las autoridades que «les tienen que proteger». En estas circunstancias es cuando van surgiendo de forma natural las asociaciones-redes de cuidado entre mujeres, que van a ser el origen de muchos movimientos sociales que más tarde se institucionalizan. Gracias a estas redes las mujeres van sobreviviendo a estas violencias. Helena nos comenta en el libro «Cuando no hay recursos institucionales, solo la creatividad, la solidaridad, y la locura unidas pueden encontrar soluciones». La autora también nos cuenta el caso de una mujer nigeriana, Precious, que después de dar a luz a un bebé que había muerto pocas horas después y todavía convaleciente del parto se ve obligada a ir a comisaría, junto a su marido e hija de dos años a declarar, sin haber todavía podido ni descansar, ni enterrar a su bebé. Tras vivir aquella tortura Helena escribió un texto que titula «Dios en negra y sin papeles».

La autora a lo largo de su novela nos va mencionando las diferentes violencias que sufren y siguen sufriendo las personas que arriesgan sus vidas en busca de una vida mas digna. Ella vive en sus propias carnes la violencia institucional el día que recibe una carta de la mano de dos policías. El tribunal de Marruecos le acusaba de trafico de personas y fomento de la inmigración ilegal. Esta acusación viene precedida por un informe mandado a Marruecos de la propia policía Española, policía que había recibido formaciones sobre Derechos Humanos por la propia Helena. Esta acusación se encuentra muy alejada de la realidad, Helena lo que hace es avisar a salvamento marítimo cuando saben que hay alguna patera a la deriva en el Mediterráneo, sobre todo en la frontera Sur. Lo que los tribunales querían saber era como esas personas que están en las pateras tienen el teléfono de Helena a lo que ella responde en el libro «Ni yo misma soy capaz de verbalizarlo, salvo si lo comparo con las raíces de un árbol, que se tocan y crecen tejiendo estructuras de defensa de la vida» y continua más adelante diciendo «para que servía el Sistema Integrado de Vigilancia exterior de la guardia civil y todos los sistemas de control migratorio si no se utilizaban para salvar vidas». Ella misma nos comentaba en el encuentro como la militarización de las fronteras está dando grandes beneficios a empresas de fabricación de armamento, alguna de ellas incluyo española como INDRA. Al final la industria militar y la criminal están conectadas y se retroalimentan. Como la explotación sexual en países como Nigeria es una riqueza «no oficial» para el Estado y forma ya parte de la construcción económica y social del país.

Finalmente nos damos cuenta al leer el libro y al escuchar a Helena que ella está siendo juzgada por ser mujer y transgresora, se encuentra fuera de la norma,  de lo que «debe ser una mujer» y más en un país tan misógino como Marruecos. Ambos gobiernos la están castigando porque no es una «mujer normal» y esto es lo que llamamos violencia institucional, a parte de la violencia estructural y psicológica que sufre durante todo el proceso judicial.  Pero algo muy bueno y muy poderoso que tiene Helena a su alrededor es una red de apoyo enorme que le hace seguir adelante en este proceso que va a tener que vivir. «Soy tan rica en cariño que enseguida noto que me recupero del golpe que supone alargar la espera» Nos comenta en su libro durante la larga espera del proceso judicial. Helena es una mujer valiente, segura, fuerte y con una alta autoestima, virtudes que debemos inculcar en la educación de nuestras peques para que cuando se den situaciones  de este tipo de violencias tengan recursos y fortalezas para salir adelante y poder denunciar este tipo de injusticias. Helena nos comentaba que nadie quiere reparar el daño que le han hecho a ella y a su familia durante este periodo de tiempo. Entonces tienes que seguir protegiéndote a ti misma y a tu familia con la red de apoyo. Ella misma nos comentaba que va recortando su libertad en función de su propia protección. Pero siempre nos queda la red de apoyo » Porque construimos juntas la vida, los relatos, las historias de fuerza y resistencia, porque todas ellas son mis queridas Sherezades, y tal vez tengamos que llegar a las mil y unas noches de espera, posiblemente los ataques se alarguen eternamente, pero nos tenemos a nosotras y con eso es más que suficiente»

Por último en este encuentro estuvimos hablando de lo que hemos llamado pornografía del dolor. ¿necesitamos seguir sacando la imágenes de personas muertas en el estrecho?. «Al final, cada vez se necesita más sangre para empatizar, más dolor para explicar por qué no deben morir ciertas poblaciones» Las personas que ven las noticias ya han naturalizado esas imágenes y no sienten nada, ni tristeza, ni empatía, nada. No vemos a niños o niñas blancos y europeos muertos. «Un niño o  niña debería ser protegidos sus derechos cualquiera que sea su origen.» En el libro nos comenta «políticas de la compasión que se construyen sol para redimir a Europa, para maquillar las muertes con migajas de la pena. Cuando, tal vez, al hacer circular la imagen de un niño ahogado sin permiso de la familia solo se esté salvando a la persona europea que lo mira desde sus propias miserias.»

Queríamos dar las gracias a Helena por participar en este encuentro y estar «presente» dando voz a su historia y las historias de muchas personas que no pueden contarlo de forma presente. Gracias a la Regidoria de Igualdat y a María Romero por impulsar este tipo de encuentros tan enriquecedores y necesarios.

Nos encontramos de nuevo el próximo 26 de enero con la lectura del libro de Chimamanda Ngozi Adichie «La flor púrpura»

 

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